Aventuras en Dron 3

Notas de un Fotógrafo en México.

Cristiano secuestro.

La preocupante sensación de ver a mi asistente y amigo inusualmente ensimismado mientras yo manejaba, me llevo a preguntarle si se encontraba bien. Hacía una semana que no le veía.

Íbamos rumbo a un departamento en Polanco, un cliente me había pedido una sesión de fotografía de arquitectura, con todo y dron, la sesión era para la venta del departamento.

Mi amigo me dijo -se llevaron a mi vieja, la subieron a un auto y se la llevaron. Inmediatamente me alarme, desafortunadamente es un evento con altas probabilidades de suceder en la Ciudad de México, en un principio me imagine un secuestro, aunque mi amigo y su pareja no son candidatos a un secuestro por extorsión, ya no es garantía ser pobre para estar exento.

¡Fue mi pinche suegra, esa vieja está loca! me dijo. En ese momento me relaje un poco, sentí que la situación no había sido tan grave, pero no sabía lo equivocado que estaba.

Mi amigo estaba claramente afectado, le costaba trabajo platicar fluidamente, y opté por la empatía silenciosa, tal vez el no tenía el ánimo de contar tal evento.

Llegamos al departamento y nos preparamos para volar el Dron y comenzar a trabajar. Más tarde continuó.

Resulta que ella tenía un primo, le había llamado para invitarle un café y charlar un rato. Ella había salido a la calle a su encuentro y en ese momento, junto con otros tipos, la subieron a un auto y se la llevaron.

Terminé de volar el Dron y nos preparamos para realizar las tomas del interior del departamento, estaba montando la cámara cuando me comento sobre amenazas recibidas.

Al siguiente día de lo sucedido recibió amenazas intimidatorias por la red social para que desistiera de buscarla. Me dijo que su pareja tenía una relación muy difícil con su madre, una relación casi enferma, ella había huido de su madre desde joven y se había refugiado en la casa de su abuela, hasta que ellos comenzaron a vivir juntos, ella se mudó a la casa de él.

Su suegra le comunicó, el mismo día del evento, que la había ingresado a la fuerza a un centro de rehabilitación en lo más profundo de Ecatepec.

Son dos adultos, casi cuarentones, viviendo juntos en un departamento propio, tratando de sobrevivir, con muchos defectos, sí, pero no para tal caso, aquello era, en toda regla, privación de la libertad, trasladó sin consentimiento a un sitio desconocido, incluso por ella.

¿Quién regula esos actos? ¿Dónde está el límite del derecho a ayudar a alguien y la privación forzada de la libertad? ¿Quién asegura que esos sitios de ayuda no son clandestinos con terapias católicas o cristianas, en vez de ayuda profesional especializada? ¿Quién les da derecho a albergar forzadamente a alguien?

La suegra, resulta que hace tiempo, se convirtió al cristianismo…